1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, y veas caballos, carruajes y gente más numerosa que tú, no les temas, porque
5 Los oficiales hablarán al pueblo: ¿Quién edificó una casa y no la estrenó? Retírese y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla, y la estrene otro. 6 ¿Quien plantó una viña y no disfrutó de ella? Retírese y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla, y la disfrute otro. 7 ¿Quién está comprometido con una mujer, y aún no la tomó? Que se retire y vuelva a su casa, no sea que muera en la batalla y algún otro la tome.
8 Los oficiales volverán a hablar al pueblo: ¿Quién siente temor y está acobardado? Que se retire y vuelva a su casa, no sea que su cobardía desanime el corazón de sus hermanos. 9 Cuando los oficiales terminen de hablar al pueblo, designarán a los comandantes de los ejércitos que dirigirán al pueblo.
10 Cuando te acerques para atacar una ciudad, le ofrecerás condiciones de paz. 11 Si te responde con paz y se abre a ti, todos sus habitantes te servirán en trabajos forzados. 12 Pero si no acepta tu propuesta de paz y emprende guerra contra ti, entonces la sitiarás.
13 Cuando
15 Así harás a todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.
16 Pero de las ciudades de estos pueblos que
19 Cuando sities una ciudad largo tiempo antes de hacer guerra contra ella a fin de capturarla, no destruyas con el hacha su arboleda, porque puedes comer de ella. No la cortes, porque ¿es el árbol del campo un hombre para que sea sitiado por ti? 20 Solo podrás destruir y cortar el árbol del cual tú sabes que no es frutal, para construir con él obras de asedio contra la ciudad que te hace la guerra, hasta que caiga.
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